Jane Eyre (aquí la reseña) es una de las novelas decimonónicas que goza de mayor popularidad en nuestros días. Prueba de ello son las diversas adaptaciones televisivas y cinematográficas que han llevado esta historia a la pantalla en un corto lapso de tiempo. Si bien no todas las producciones tuvieron la misma aceptación por parte del público, creo que todas logran su cometido: motivarnos a volver a las páginas del libro para visitar Thornfield de nuevo y recrearnos en las auténticas batallas dialécticas que libran Jane y el señor Rochester en su estudio. En este caso, reseñaré las versiones de la novela que tuve la oportunidad de ver a lo largo de estos años.


Pero, a mi parecer, es con la miniserie de la BBC del año 2006 cuando por fin se logra hacer justicia a la novela de Brontë. Se trata de una miniserie de cuatro capítulos, dirigida por Susanna White y protagonizada por Ruth Wilson y Toby Stephens. En el transcurso de su desarrollo asistimos a una excepcional recreación de época y a un relato detallado de los acontecimientos que enlazan la vida de Jane a la del señor Rochester. Resulta sumamente destacable el hecho de que no se rehuya ningún pormenor de la historia y se profundicen temáticas como el rol de la mujer y los derechos de los niñas y niños desde una óptica moderna, pero respetuosa del espíritu de la novela. Si bien hay escenas y diálogos que son modificados, los cambios se realizan con suma delicadeza y enriquecen la interpretación de la obra. Considero que muchos lectores hemos disfrutado de los guiños que nos hace la directora y pudimos establecer un ida y vuelta entre nuestras lecturas y la suya.
Finalmente, mencionaré la película del 2011 dirigida por Cary Fukunaga. Dicha versión cuenta con un reparto rutilante, entre quienes se encuentran Mia Wasikovska (Jane), Michael Fassbender (Sr. Rochester), Judi Dench (Sra. Fairfax) y Jamie Bell (John Rivers), aunque sus interpretaciones no están a la altura de las expectativas generadas por sus nombres. La novedad que introduce la película tiene que ver con la temporalidad, ya que inicia in media res (cuando ya ha ocurrido lo peor) y solo conocemos los sucesos de la infancia de Jane así como su relación con el Sr. Rochester a partir de los recuerdos de la propia protagonista. Se hace énfasis en las ideas "feministas" de Jane, a las cuales sirve de contrapunto ideal la Sra. Fairfax, a quien se le da un protagonismo que no tiene en la novela. Las apariciones del Sr. Rochester se reducen a unos cuantos ataques de histeria y mal humor, lo cual ilustra pobremente al personaje original, dotado de un carácter tan complejo como fascinante.
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