11 de mayo de 2019

Mary Shelley: "la mujer que escribió Frankenstein"

Imagen de Mary Shelley
En algunas ocasiones, suelo preguntarme cuáles son los motivos que inspiran la escritura de ciertos libros. En este sentido, el caso de la escritora Mary Wollstonecraft Shelly (1797-1851) me parece paradigmático. Con tan sólo veintiún años logró crear una novela que aún hoy sigue perturbando a muchos lectores, me refiero a Frankenstein o el moderno Prometeo (1818). Desde que leí este libro comprendí que es un libro que late y respira en cada lectura. A diferencia del doctor Frankenstein, Mary Shelley sí logró dar con la fórmula de la vida eterna y su novela es una muestra de ello. 

Hace unos meses, me encontré en la librería con la llamativa portada de La mujer que escribió Frankenstein (2013), de Esther Cross, en cuya reseña se prometía volver "sobre los pasos de la escritora, iluminando las calles y los cementerios donde se sentaba a leer cuando era chica y se encontraba con su amante en la adolescencia, mientras el cirujano practicaba disecciones en el aula del hospital y el sueño de la razón producía monstruos". Con semejante presentación decidí probar suerte y comprar el libro. Debo reconocer que su lectura sobrepasó mis expectativas. No me encontré con una reconstrucción biográfica narrada de forma lineal. Esther Cross tiene claro que la vida y la obra de Mary Shelley son contemporáneas a un momento de revolución científica, técnica y cultural. Por eso, opta por un retrato de la autora que se construye de manera transversal al retrato de su época.


3 de mayo de 2019

Heroínas poco convencionales

Me gustaría contarles que me encuentro escribiendo tranquilamente en mi buhardilla como nuestra querida Jo March, pero, lo cierto es que hace tiempo no gozo de esos preciosos momentos. El inicio del año (no visito este pequeño rincón desde febrero) trae aparejada, entre otras cosas, la vuelta a la rutina y la falta de tiempo para realizar algunas de las actividades que me producen un verdadero placer, como compartir mis lecturas con ustedes. 

En esta oportunidad, decidí robarle unos minutos a la rutina laboral para hablarles de dos novelas cuya lectura me ha resultado deliciosa. Se trata de ese tipo de libros que dejan un agradable sabor de boca y que esperan en el estante por una segunda lectura; además, representan una excelente oportunidad para adentrarse en la obra de sus respectivas autoras. Me refiero a El libro de la señorita Buncle (1936), de D.E. Stevenson y Asuntos exteriores (1984), de Alison Lurie. Ambos títulos nos invitan a ingresar a un universo enteramente femenino, con dos heroínas que, al modo de las "mujeres excelentes" que pueblan la obra de Barbara Pym, se sienten cómodas en el rol de espectadoras de la vida de otros y ni en sus mejores sueños se imaginan como protagonistas de su propia historia.

21 de febrero de 2019

Déjame llevarte a un campo de fresas...

Please, don't wake me, no, don't shake me
Leave me where I am, I'm only sleeping*


El joven Lennon (1988), de Sierra i Fabra, llegó a mí cuando estaba en la búsqueda de un libro que hubiera sido editado el año de mi nacimiento. Extravagancias que los lectores nos permitimos... Grande fue mi sorpresa cuando me topé con ese título, la figura de John Lennon siempre ha promovido mi cariño y curiosidad. La hipótesis del autor de esta biografía novelada es que gran parte de las respuestas en torno a este personaje se encuentran en su temprana adolescencia, cuando The Beatles era aún parte de los más sublimes sueños.

El libro inicia en 1955, con un John de quince años que padece la ausencia paterna y las visitas aisladas de Julia, su madre. Tampoco tiene suerte en la escuela, ya que es incapaz de memorizar fechas y palabras vacías de sentido. La narración nos provee de la recreación de una escena probable: un Lennon estudiante que se atreve a ofrecer una lectura muy personal de un soneto de Shakespeare, mientras su profesor va perdiendo los colores y los estribos. Frente a este panorama, no me parece raro que la inspiración y la creatividad estuvieran reservadas al espacio de su cuarto, en casa de tía Mimi. Puedo visualizarlo, sentado en su cama a medio hacer o tirado en el piso con su guitarra y unos cuántos discos, sus invaluables tesoros, imitando acordes y soñando.

3 de enero de 2019

Mi recorrido lector 2018

Amigándome con la pluma y el papel...
Antes de reseñar las lecturas que me acompañaron durante el año pasado, quisiera desearles a tod@s un gran 2019. Cargado de descubrimientos literarios y vitales. En lo que a este blog se refiere, espero que este año logre amigarme con mi escritura y mis tiempos, para lograr que mis entradas sean más recurrentes y no tan esporádicas. 

Para comenzar, les cuento que en el transcurso de los últimos doce meses leí un total de cuarenta libros (la mitad de los que me había propuesto inicialmente en el desafío de Goodreads, por suerte, me dí cuenta a tiempo que no iba a ser posible que leyera ¡80 libros!). Una vez más, la mayoría de mis lecturas fueron novelas, en tanto que leí dos libros de cuentos, una biografía, una autobiografía, una obra teatral y un guion cinematográfico. Asimismo, tal y como había ocurrido en el 2017, descubrí muchas autoras. Sin embargo, esta vez fue una elección premeditada. 

A continuación, reseñaré brevemente los libros cuyos autores/as no había tenido el placer de leer hasta el año pasado. Todos ellos, representan gratos momentos lectores y me complace poder compartirlos con ustedes. En primer lugar, haré mención de cuatro libros catalogados como literatura infanto-juvenil (categoría de la que descreo, la verdad) que adoré a medida que me hacía parte de su mágicas visiones del mundo. Estos son: