28 de enero de 2017

El cielo es azul, la tierra blanca (2001), de Hiromi Kawakami



Esta fue la novela con la que conocí a Hiromi Kawakami en el año 2015 y la que me animó a continuar adentrándome en su refrescante prosa. Entre las constantes de su obra destacan el ritmo narrativo ameno y las tramas sencillas y de cronología lineal, por lo general referidas a situaciones cotidianas que por alguna razón escapan al peso de la rutina y se vuelven significativas para quienes las experimentan. Sus personajes son hombres y mujeres aquejados por la soledad y el sedentarismo (¿el mal del siglo XXI?), que tienen serias dificultades para comunicarse con los demás y expresar sus sentimientos a través de las palabras. Por eso, en lugar del desarrollo de una historia compleja, sus narraciones nos ofrecen una secuencia de instantes que se suceden en las vidas de estos personajes, las cuales tienen la virtud de conectarlos con el exterior. No obstante, se trata de un contacto precario, siempre a punto de disolverse y regresarlos al acostumbrado aislamiento.    


En esta historia asistimos a los sucesivos encuentros de Tsukiko, una solitaria mujer de 38 años, y su antiguo profesor de japonés, un anciano de 70 años, en una taberna de un barrio tradicional de Tokio. Dichos encuentros no solo se convierten en paliativos de la soledad que ambos sobrellevan a su manera, sino que también hacen que se re-conozcan como seres con gustos y pareceres afines, que disfruten de la compañía del otro a pesar de la diferencia generacional que, se supone, debiera distanciarlos.


Tsukiko y el profesor, según la adaptación
cinematográfica del año 2003
Los personajes presienten el cambio natural que debiera adoptar su relación, sin embargo, no son ajenos a los prejuicios e intentarán escapar del desenlace romántico: Tsukiko, intentará acercarse a un antiguo compañero de clase, mientras que el maestro se adentrará en los haikus de Basho o en el recuerdo de la mujer que lo abandonó. De esta manera, la autora nos sumerge en una historia de amor que se desenvuelve a través de encuentros amenizados por la gastronomía tradicional japonesa, los paseos por los recovecos de la ciudad y las caminatas por el bosque en busca de setas.  



Hiromi Kawakami (1958) es una de las escritoras japonesas más leídas y reconocidas de su país. Antes de su exitosa incursión en el mundo de las letras, fue profesora de Biología. Entre los libros que he tenido la oportunidad de leer destacaré de acuerdo a mi orden de preferencia la novela El señor Nakano y las mujeres (Acantilado, 2012), el volumen de cuentos Entregarse a la pasión (Acantilado, 2011) y la novela Algo que brilla como el mar (Acantilado, 2010), en los que conjuga la tradición y las problemáticas posmodernas sin la necesidad de recurrir a historias estrafalarias o inverosímiles. Una interesantísima oportunidad para impregnarnos de la maravillosa cultura japonesa y animarnos a indagar más acerca de su literatura, provista de historias y personajes entrañables.  

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