Afuera llueve, cae pesadamente el agua
que las gentes esquivan bajo abiertos paraguas.
Al verlos enfilados, se acaba mi sosiego
me pesan las paredes y me seduce el riego.
("Tentación", Alfonsina Storni)
Hoy llueve, es esa clase de lluvia de gotas diminutas, que mojan mucho sin querer. Recordé estos versos de Alfonsina Storni y no puede evitar la tentación de caminar bajo la lluvia yo también. Del lugar donde trabajo hasta mi casa hay un largo trecho y decidí hacerlo a pie. No me importó mojarme ni tener que limpiar mis lentes más de una vez, como si del parabrisas de un auto se tratara. En mi recorrido, me encontré con las calles vacías y un silencio húmedo; y tuve lástima de los pocos autos que pasaban y de quienes permanecían encerrados en sus casas con las persianas cerradas ¿Es que acaso hay algo más emocionante que sentir el cabello iluminado por cientos de gotas de agua? Me gusta la sensación de descuido e impredecibilidad (¿existe esa palabra?) que le aportan a mi vida ocasiones como esta, también, me gustan los sentimientos de nostalgia y desamparo que despiertan en mí los días de lluvia. En el confín del hemisferio sur, el verano suele regalarnos anticipos del otoño que algunos recibimos con agradecimiento y una sonrisa.
Al llegar a mi casa, y mientras escribo esta entrada (que aún no sé muy bien de qué va), pienso en esas cosas que uno hace en un día como este y en todos esos libros, películas y canciones que se disfrutan más cuando está lloviendo. Incluso en aquellos que no pueden ser apreciados si afuera no está lloviendo, como si la lluvia fuera la condición obligada que su autor previó como una extensión necesaria de su propia creación. A veces pienso que algunos libros, películas y álbumes musicales deberían contener la advertencia "No intente leer, ver o escuchar a no ser que afuera llueva" o "Prohibido su uso en días de Sol". En fin, creo que sería interesante que alguien nos advirtiera que, en algunas ocasiones, una buena experiencia de lectura (en toda la magnitud de la frase) sólo se consigue con el tintinear de la lluvia sobre el cielo raso. Este es, a mi parecer, el caso de algunas de las obras que enumero a continuación. Son las primeras que se me vienen a la memoria.
La segunda obra que mencionaré es la novela Cumbres Borrascosas (1847), de Emily Brontë. En ella, conocemos los amores contrariados entre Heathcliff y Catherine Earnshaw, desde su infancia hasta su adultez. Aún me sigue admirando la complejidad de la novela y de su héroe, dadas las circunstancias desfavorecedoras en las que Emily la escribió: contaba con una educación centrada en los preceptos morales y religiosos de la época; su enfermedad y el aislamiento en la casa parroquial. A pesar de todo, fue capaz de crear a un personaje movido por el amor y la maldad en partes iguales, al que logramos apreciar y aborrecer al mismo tiempo. Se trata de una de las muestras más memorables de la novela gótica del siglo XIX y de una historia de amor que trasciende la muerte. Junto a Jane Eyre (1847), otra buena opción para una tarde de lluvia, son novelas que considero fundamental leer en algún momento de la vida.
La tercera, emergiendo por fin del siglo XIX y volviendo a la contemporaneidad, es el segundo álbum en la carrera musical de Charlotte Gainsbourg, 5:55 (2006). Guardo un especial cariño por este álbum, ya que fue el que me permitió conocerla. Su música es una genial combinación entre la chanson francesa y la música electrónica (con Air y Beck como sus principales influencias). Las canciones y la voz de Charlotte tienen el poder de transportarme a las madrugadas de insomnio; a los cafés parisinos viciados por el humo del cigarrillo; al mar durante el frío del invierno; a una tarde de lluvia. Aquí una pequeña muestra de estas sensaciones:
Gracias por acompañarme en mis desvaríos durante una tarde de lluvia, con la melodía de "Everithing I cannot see" inundando mi casa, pondré a calentar el agua, luego me prepararé una reconfortante taza de té, volveré a caminar entre páramos y a espiar por las ventanas del castillo de Heathcliff...
¡Hola! Yo tampoco entiendo el miedo que tiene la gente cuando llueve. En días así escucho comentarios que me hace pensar que la lluvia es ácida o algo (?) porque no entiendo el sufrimiento del mundo con la lluvia. ¡A mi me encanta! Me transmite paz y aumenta mi positivismo ante todo.
ResponderBorrarDe las cositas que mencionas, tengo muchas ganas de leer Cumbres Borrascosas y justo Jane Eyre lo acabo de empezar :).
Un beso desde Jardines de papel .
¡Nos leemos!
Cronopia, que bello blog!! Gracias por venir a visitarme. Tomo nota de este rincón tan especial. Mmmm...los días de lluvia suelen ser días muy reflexivos...Aquí llevamos como dos semanas que no para de llover...y parece que la cosa continúa. Nos espera una primavera muy bonita...en breve todo empezará a florecer. Y para un día como este, nos ofreces lectura, cine y buena música...Las tres cosas imprescindibles. He leído libro y he visto película, la música no la conocía...
ResponderBorrarUn placer pasear por aquí. Nos leemos.
Un abrazo y feliz día.
Hola guapa.
ResponderBorrarSoy Selena de Heaven in books. Participo en "Seamos seguidores", acabo de seguirte <3
Te dejo el link de mi blog para que puedas pasarte: http://heaveninbooks.blogspot.com.es
Un besito
Hola :D
ResponderBorrarMadre mía, chiquilla... Da gusto leerte. Tienes el don de la palabra y no muchos gozan de él, así que aprovéchalo. Me ha enamorado esta entrada y coincidimos en gustos totalmente. Creo que tienes toda la razón en que esos días te ponen nostálgico y te hacen pensar en ese tipo de cosas. Disfrutar de películas, libros y música específicas es un privilegio, desde luego.
¡Un beso enorme!