24 de noviembre de 2017

Papaíto Piernas Largas (1912), de Jean Webster

Editorial Robin Hood
Una portada encantadora ilustra esta reseña, la cual tendrá como protagonista a todo un clásico de la literatura juvenil. Sí, hoy estoy un poco nostálgica y tengo muchas ganas de compartir con ustedes una de las primeras novelas que amé, incluso, antes de saber de su existencia. Durante mi niñez, solía mirar una película sobre una joven huérfana que era ayudada por un benefactor anónimo, con la única condición de que le escribiera cartas para informarle de sus avances en el instituto. Más adelante supe que la película en cuestión era una adaptación del libro de Jean Webster. 

Papaíto Piernas Largas (1912) es una novela por correspondencia, que tiene como "remitente" a Jerusha Abbot, una joven de diecisiete años, que ha vivido durante toda su vida en el Hogar John Grier. La novela inicia con el capítulo "Miércoles negro", ya que es ese el estado de ánimo que experimenta la joven cuando reciben la visita de los síndicos, encargados de supervisar el manejo de los fondos, el estado de la institución en general. Cuando la fecha se acerca, los niños son obligados a limpiar el edificio de arriba a abajo y mantener una conducta intachable. Judy, en particular, no destaca por su buen comportamiento; por el contrario, suele ser la cabecilla de numerosas travesuras, que la hacen la preferida de sus compañeros y "la piedra en el zapato" de la señorita Lippet, la directora del hogar.

A pesar de las tristes perspectivas de la joven, ese miércoles se convertirá en el día que cambiará su suerte. Durante la reunión, uno de los benefactores se interesa en Judy, tras conocer uno de los escritos  "incautados" a la joven, en el cual destila su humor e ironía habituales. Maravillado por  sus dotes como escritora, decide brindarle una beca para que inicie sus estudios universitarios. La única condición será que Judy le envíe una carta mensual, que deberá dirigir a John Smith, seudónimo del excéntrico benefactor. Las cartas, a su vez, llegarán a él a través de su secretario personal. Por lo tanto, esta será una relación en la que se mantendrán las distancias.


Papaíto lee una de las hilarantes cartas de
su protegida. 
He estado pensando mucho en usted este verano, saber que alguien se haya interesado por mí después de tantos años me hace sentir como si hubiera encontrado una especie de familia. Como si ahora perteneciera a alguien. Es una sensación muy reconfortante, aunque sólo sé tres cosas de usted: 
1. Es alto 
2. Es rico  
3. Detesta a las niñas. 
Pensé que podría llamarlo señor Odia-niñas. Pero considero que puede tratarse de un estado transitorio. O, quizás, señor multimillonario, pero ser rico es una cualidad puramente accidental. Lo que sí puedo asegurar es que será alto toda su vida, de modo que he decidido llamarlo querido Papaíto Piernas Largas.

Este es un fragmento de la primera carta que Judy dirige a su tutor, como verán, sus escritos son de todo menos aburridos. Es interesante observar cómo la joven se las ingenia para que sus cartas no se transformen en un monólogo, sino en una especie de diálogo en el que parece entrever los gestos de su "interlocutor" y adivinar sus respuestas. Con el transcurso de los meses, será Papaíto el interesado en salir del anonimato y cambiar las reglas del juego. Desde ya, quedan más que invitados a tener una experiencia de lectura feliz con esta historia que reconforta el alma. Algo tan invaluable en estos tiempos.


Jean Webster (1876-1916) es una escritora estadounidense reconocida por sus clásicos juveniles: Papaíto Piernas Largas (1912) y Mi querido enemigo (1915), libro en el que retoma la historia de Sallie McBride, la primera amiga que Judy tiene al llegar a la universidad. En su narrativa, destaca su activismo a favor del derecho de los niños huérfanos a tener mejores oportunidades y el derecho de la mujer a acceder a la vida pública: estudiar, votar y trabajar. Algo que valoro mucho de sus personajes femeninos es que buscan la autonomía (de pensamiento y de acción) por sobre todas las cosas. En el caso de Judy, a través del estudio y la tan ansiada independencia económica. En este sentido, sus cartas son un manifiesto a la igualdad de género.









5 comentarios:

  1. Estoy un poco perdida... porque me ha recordado mucho a Annie, pero no estoy segura de si su adaptación al cine es esa precisamente jajajaja
    Me ha encantado tu entrada. No conocía este libro en absoluto y queda apuntado desde ya, sin lugar a dudas.
    ¡Mil gracias por hacérnoslo llegar!

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    1. Hola, PaquiBell. Sí, hay varias historias que repiten el tópico: "niña huérfana que, a pesar de las múltiples dificultas a las que se enfrenta, logra superarse". Esta, en particular, tiene el valor agregado de transportarme a los momentos más felices de mi infancia. Espero que Judy logre cautivarte!
      ¡Gracias por tu visita y tu comentario!
      Nos leemos

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  2. Uf, las novelas por correspondencia no suelen ser lo mío... pero ni conocía esta novela y ya tiene delito, así que mil gracias por dármela a conocer :) Investigaré un poco a la autora, que quizá con ella sí que me anime.

    Un beso!

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    1. Sí, dale una oportunidad y después me contás qué te pareció. Es una lectura "reconfortante", no se me ocurre un calificativo mejor que ese. Un beso, gracias por dejar tu comentario.

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  3. Tengo 48 años y leí ese libro a los 12 años. Lo amé!!! Hoy en día se lo recomiendo a mi hija y sobrinas. Es una novela preciosa.

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