
El primer paso es adoptar una identidad falsa, que le permita acercarse al señor Yee y su esposa. La joven deja de ser una colegiala para convertirse en la señora Mak, una mujer sofisticada, atractiva y casada. Quizá sea esa tentadora combinación, o bien su mirada cándida y "sin miedo", lo que hace que Yee se sienta irremediablemente atraído e inicie una relación clandestina con ella. Desde ese momento, mantienen encuentros sexuales intensos y descarnados, en los cuales las actitudes corporales dicen mucho más de lo que pudiera expresar cualquier palabra. Casi imperceptiblemente, el desenlace se acerca y los personajes deberán elegir entre ceder al deseo individual o cumplir con el deber asignado.
Les advierto que estamos frente a una auténtica obra maestra, de la que no se sale del todo indemne. Considero que esto se debe, entre otras cosas, a que Ang Lee (El tigre y el dragón (2000), Secreto en la montaña (2005), entre otras) confía mucho en el espectador y le otorga una gran libertad interpretativa. Comentario aparte merecen los dos actores protagónicos, el experimentado Tony Leung y la debutante Tang Wei, quienes realizan una caracterización soberbia. Comparto con ustedes una de mis escenas preferidas de la pareja: