29 de abril de 2018

Un gorrión en mi biblioteca

De un tiempo a esta parte, procuro estar más alerta de las señales dispersas en la vida: las fácticas y las oníricas, por supuesto. La más frecuente es la del libro que dí por perdido, tras revisar la biblioteca en todas las direcciones, para luego encontrarlo muy campante sobre el escritorio ¿Estuvo siempre ahí o es un descarado recurso para que lo lea? Con el tiempo, he notado que los libros fantásticos son los que más apelan a esta estratagema. Otra señal que siempre me desconcierta es la de los sueños premonitorios (heredada de mi madre) que, de alguna manera, anticipan situaciones o diálogos que vivo en la vigilia como inexplicables déjà vus. Algunos de mis sueños suelen ser tan vívidos que, más de una vez, me he sorprendido contando con lujo de detalles experiencias que tuve cuando estaba dormida. Es más, creo que gran parte de mi memoria se compone de momentos robados a los sueños y a la ficción.

Últimamente, las señales provienen de la naturaleza, específicamente, del mundo animal. Diferentes especies han desfilado no sólo en las historias ficcionales que leo y miro (sapos, ciervos y vacas), sino también en la cotidianeidad de mi biblioteca. Hace unos días, escuché el minúsculo aletear de dos mariquitas empecinadas en posarse en mis manos. Hoy, recibí la visita inesperada de un gorrión, con la que me pegué un buen susto, la verdad. Abría la puerta de mi habitación, cuando sentí un ruido extraño y vi al pequeño pájaro posado sobre el anaquel superior de la biblioteca. Fue muy grande mi sorpresa, porque había juntado las hojas de la ventana antes de salir y no había viento. Por lo tanto, barajo dos hipótesis (una más increíble que la otra).La primera: el gorrión escuchó que las mariquitas suelen reunirse en el azul de mi habitación, así que decidió empujar la ventana y dar un vistazo en el interior. La segunda, y la que más me gusta: el gorrión escapó de uno de los libros, quién sabe, podría ser uno de los pájaros que anidaban en las torres de Thornfield Hall y despertaban a Jane Eyre con sus trinos...


Después de consultar algunas páginas de internet, supe que el gorrión simboliza la alegría y su presencia nos anima a tomar la palabra y a hacer valer nuestra propia voz, además, nos protege frente al peligro. Algo que me gustó mucho, también, es que a pesar de su pequeño tamaño logra hacerse escuchar y no pasar desapercibido. En fin, me encantó recibir su visita.




8 comentarios:

  1. Qué bonito...me encantan los pájaros,...y especial los petirrojos. Pero este gorrión que fue tan audaz, yo me inclino a pensar, que fue esa segunda opción que propones...que se escapó de Thornfield Hall y te visitó para ver que otros libros tenías en tu biblioteca.
    Un abrazo grande y gracias por esta entrada tan bella...me encanta este lugar.

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    1. Esa es la opción que más esperanzada me tiene a mí y en la que más tiendo a creer...
      Un abrazo grande, un placer tenerte de visita por aquí!

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  2. Yo no suelo estar tan atenta a las señales de mi alrededor aunque he visto muchas personas que lo recomiendan, mis sueños suelen estar basados en mis experiencias por lo que no tengo tanto que contar sobre ellos
    Los pájaros siempre han estado unidos a las experiencias sobrenaturales, me encanta la idea de que el gorrión pudo salir de tu biblioteca. Le da un poco de magia al mundo real
    Besos ❤️

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    1. Por cierto, te nomine a un Liebster Award. Es una iniciativa para dar a conocer blogs. Espero te animes
      http://diasdelectur.blogspot.com/2018/06/liebster-award-2.html?m=1

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    2. Voy a darle un vistazo, gracias por tu visita y por pensar en este blog para la iniciativa. Un beso!

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  3. Hola!! Somos del blog de Entre palabras y te hemos nominad@ a un Book Tag Literario :)
    Esperamos que te guste!

    https://entrepalabritas2.blogspot.com/2018/07/book-tag-liebster-award.html

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    1. Hola, gracias por su visita. En cuanto pueda, me doy una vuelta. Un beso!

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