21 de febrero de 2019

Déjame llevarte a un campo de fresas...

Please, don't wake me, no, don't shake me
Leave me where I am, I'm only sleeping*


El joven Lennon (1988), de Sierra i Fabra, llegó a mí cuando estaba en la búsqueda de un libro que hubiera sido editado el año de mi nacimiento. Extravagancias que los lectores nos permitimos... Grande fue mi sorpresa cuando me topé con ese título, la figura de John Lennon siempre ha promovido mi cariño y curiosidad. La hipótesis del autor de esta biografía novelada es que gran parte de las respuestas en torno a este personaje se encuentran en su temprana adolescencia, cuando The Beatles era aún parte de los más sublimes sueños.

El libro inicia en 1955, con un John de quince años que padece la ausencia paterna y las visitas aisladas de Julia, su madre. Tampoco tiene suerte en la escuela, ya que es incapaz de memorizar fechas y palabras vacías de sentido. La narración nos provee de la recreación de una escena probable: un Lennon estudiante que se atreve a ofrecer una lectura muy personal de un soneto de Shakespeare, mientras su profesor va perdiendo los colores y los estribos. Frente a este panorama, no me parece raro que la inspiración y la creatividad estuvieran reservadas al espacio de su cuarto, en casa de tía Mimi. Puedo visualizarlo, sentado en su cama a medio hacer o tirado en el piso con su guitarra y unos cuántos discos, sus invaluables tesoros, imitando acordes y soñando.